sábado, 7 de febrero de 2015

Capítulo 2: Londres vuelve loca a la gente

Teddy se quedó peinándose mientras Amelia conducía a casa de ella. En eso, Amelia vio una casa enorme, casi una mansión, y se la quedó mirando un rato. Era raro, esa casa le atraía y no sabía porque. Vio a dos personas, chicos para ser exactos. Amelia los miró durante un rato más, segura de que no podían verla. No tenía ni idea del porqué pero ese lugar le atraía.
De repente, Amelia recordó que tenía que ir a por Teddy. Sacudiendo la cabeza para alejar esa extraña sensación, volvió a arrancar.
Llegó a casa de Teddy y llamó. Esta, nada más verla, le tiró confeti, asustando a Amelia.
- ¡Sorpresa! - gritó Teddy.
Amelia le dio en el hombro, empujándola.
- Tonta. Me has asustado.
- Mi peluche - contestó Teddy abrazándola.
En hacerlo, Teddy se fijó en la moto. Era preciosa, toda morada, su color preferido. Se quedó mirándola embobada. Siempre le habían gustado las motos, pero aquella era de las más bonitas que había visto nunca. Y era de Amelia.
- Está chula, ¿eh? - comentó Amelia viendo la cara que se le había quedado a Teddy - era de Ed.
- ¿Puedo conducir? Por favor, por favor - suplicó ella.
- Vale, pero no la mates - contestó mientras se reía.
En eso, Amelia se dio cuenta de la hora que era. Iban a llegar tarde. Subieron a la moto con Teddy conduciendo y Amelia detrás.
Con la velocidad a la que conducía Teddy (menos mal que no se encontraron ningún control de velocidad), llegaron a la universidad en un pispás. Nada más parar, Amelia se bajó de un salto, casi con ganas de besar el suelo.
- Seguimos vivas. Menos mal que no había nadie por la carretera. ¿Estás loca o qué? Estabas conduciendo por la derecha. ¡Qué estamos en Londres, por Dios! Podríamos haber matado a alguien o habernos matado.
- No pasa nada - contestó Teddy mientras le devolvía las llaves - no ha ocurrido nada.
Amelia dejó pasar el tema. Hacía tiempo que conocía a Teddy y sabía que no le volvería a pasar. De todas formas quería alguna especie de venganza por hacerle pasar tanto miedo. Así que le revolvió el pelo y se fue corriendo.
Teddy tardó unos segundos en reaccionar, pero después corrió persiguiéndola.
- ¡Te vas a enterar! ¿Tú sabes lo que me cuesta hacerme el pelo todos los días? - gritó mientras la perseguía.
- ¡Socorro! - empezó a gritar Amelia mientras reía - me quiere matar.
Pero Teddy era más rápida que Amelia y consiguió cogerla con un pequeño esfuerzo. Cuando se quedaron las dos quietas se dieron cuenta de que todo el mundo las miraba. Se sonrojaron un poco, pero estaban en Londres y las ganas de divertirse eran más fuertes que otra cosa.
- ¡Qué no pare la fiesta! - gritó Teddy y luego lo repitió en inglés.
- Pero si no hay fiesta - contestó Amelia fingiendo tristeza.
Se quedaron un segundo en silencio y después estallaron en carcajadas otra vez. En algún momento, tiempo después, Teddy se dio cuenta de que dos chicos idénticos las miraban.
- ¿Qué pasa? - oyó decir a Amelia antes de que ella se fijara también en los chicos y se sonrojara, haciendo conjunto con Teddy.

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